La Misión de Observación Electoral (MOE) publicó el informe donde se analiza la violencia política ocurrida en el 2022. El panorama fue preocupante ya que se observó una tendencia en ascenso de la misma.
Con un saldo de 589 agresiones contra líderes políticas, sociales y comunales, el 2022 se posicionó como el año más violento para el ejercicio de liderazgos en el país, desde que la MOE realiza su monitoreo y desde la firma de los Acuerdo de Paz con las Farc-Ep.
En comparación con el 2018, año equivalente en términos electorales, se presentó un incremento de 77.4 % en los hechos de violencia contra liderazgos, siendo llamativo el aumento de las agresiones contra líderes políticos (que fue de 169 %), quienes también enfrentaron una violencia más letal pues mientras en el 2018 fueron objeto de 26 atentados y 16 asesinatos, en el 2022 lo fueron de 44 y 15, respectivamente.
Sumado a ello, a diferencia de la tendencia histórica registrada en el país, en el 2022 los líderes políticos fueron los más afectados al reunir el 51.6 % de las agresiones, situación que solo se había presentado en el 2019, año en que tuvieron lugar elecciones locales. Tradicionalmente, la violencia contra liderazgos es mayor en el marco de elecciones locales por lo que el panorama descrito, advierte los riesgos y las medidas de prevención que son necesarias de cara a las elecciones locales de 2023.
En cuanto a la violencia letal, se registraron 176 hechos (104 asesinatos y 72 atentados), de los cuales el 35.2% estuvieron dirigidos a liderazgos de carácter social, el 33.5% a sociales y el 31.3% a comunales.
Adicionalmente, se mantiene la tendencia, históricamente identificada, según la cual los liderazgos entre más locales son objeto de una violencia más letal. Tanto así que, mientras los atentados y asesinatos tan solo representaron el 19.4% del total de agresiones contra lideresas y líderes políticos, en el caso de los sociales y comunales el porcentaje fue de 29.4% y 74.3%, respectivamente.
Las amenazas, agresión recurrente
Las amenazas se posicionaron como la agresión más recurrente con un total de 225 registros, 84.4% más que en el 2018. Esto no genera sorpresa si consideramos que a lo largo del 2022 los liderazgos se vieron especialmente afectados por la ocurrencia de amenazas colectivas, en específico un total de 35 eventos dirigidos a 206 líderes y lideresas del país.
Destacando que la mayoría de dichas amenazas se dieron en razón de la “política de izquierda” de los afectados (46), la estigmatización de los liderazgos como colaboradores y/o aliados de Grupos Armados Ilegales (30) y la realización de campaña en favor de Gustavo Petro y Francia Márquez (29).
Por un lado, en el caso de los líderes sociales, los hechos letales (40 asesinatos y 22 atentados) representan el 29.4 % de los registros contra este tipo de liderazgo, mientras que las amenazas representan un 67.8 %.
Al contrastar estas cifras con las de los líderes políticos (que fueron el liderazgo más afectado), la proporción cambia, pues las amenazas equivalen al 74 % del número total de registros obtenidos. Lo anterior evidencia patrones de accionar violento distintos, ya que se hace evidente cómo al vulnerar a los líderes sociales se hace mayor uso de la violencia letal en comparación con los líderes políticos, incluso en épocas electorales.
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