El senador Antonio Zabarain lanzó una de las más duras advertencias dirigidas al presidente Gustavo Petro en lo que va del año, acusándolo directamente de propiciar un clima de intimidación contra miembros del Congreso. La denuncia, hecha pública a través de la red social X bajo la etiqueta #ElPaísEstáAdvertido, plantea un escenario de confrontación política de extrema gravedad.
“Petro nos declara la guerra a muerte. Particularmente, el día que repartieron el miedo – no pude llegar – estaba incapacitado. Si a mí, o a alguno de nuestros colegas – o familiares – nos asesinan, el único responsable es @petrogustavo”, escribió el senador.
Lo expresado por el senador no solo configura una alerta sobre la seguridad de los legisladores, sino que también abre un debate urgente sobre el deterioro del diálogo democrático entre los poderes del Estado.
Lo expresado de manera enérgica y categórica por Zabarain no debe analizarse como un acto individual de rebeldía, sino como una manifestación de la independencia del poder legislativo, que se resiste a ser acorralado por la narrativa populista, la polarización o el señalamiento sistemático desde el Ejecutivo.
En un sistema democrático, el Congreso no es una extensión de los intereses de un gobierno, sino una expresión plural de la voluntad del pueblo. Los congresistas, como Zabarain representan a millones de ciudadanos que depositaron en ellos su confianza. Toda amenaza —real o simbólica— contra esa función, constituye una amenaza contra la soberanía popular misma.
El mensaje ha generado una oleada de reacciones tanto en redes sociales como en el ámbito político. Varios congresistas de oposición y aliados del Gobierno han solicitado prudencia, mientras que otros han expresado preocupación por el uso de un lenguaje que evoca escenarios de confrontación violenta, por parte del presidente de la República.
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